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martes, 16 de junio de 2015

Madurez e Inmadurez –Espiritual y Emocional




Introducción


Aunque para muchos la madurez está relacionada a la longevidad, el hecho de ser anciano no significa en términos generales ser maduro. Porque se puede ser mayor y no gozar de buen juicio o por el contrario ser joven y poseer gran madurez. Un ejemplo de ello lo encontramos en el Nuevo Testamento cuando Saulo le dice a Timoteo las siguientes palabras, “ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12).


No podemos hablar de madurez sin antes destacar su significado literal. Entre los significados de madurez, según el Diccionario de la Real Academia Española (2014), se encuentran los siguientes: “el juicio prudente o sensato; y la edad de un individuo que disfruta plenamente de sus capacidades y que todavía no alcanzó la ancianidad.”


Existen diferencias entre la madurez espiritual y la madurez emocional. Como ejemplo de ello, encontramos a David y a Saúl. Ambos, ungidos para llevar a cabo su función como reyes, pero uno de ellos fue sensato, mientras el otro fue inmaduro espiritualmente.


La Real Academia (2014), también nos ofrece los significados de la palabra emoción y nos dice que es una “alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática, y el interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo.” En otras palabras, la emoción es un cambio que se produce en nuestro organismo, que puede ser agradable o desagradable y dejar consecuencias positivas o negativas.

Conociendo ambos significados, podemos hacernos las siguientes preguntas ¿es posible ser maduro espiritualmente e inmaduro emocionalmente? ¿cuáles son las características de ambos aspectos? ¿son maduros los creyentes en la actualidad? Estas son algunas de las preguntas a las que daremos respuesta en este breve ensayo. 

jueves, 11 de junio de 2015

El Diluvio de Noé: Mito o Realidad






Introducción

Para todos aquellos que observan las Escrituras como una obra de inspiración divina que enseña al hombre el camino que debe seguir en esta tierra, el diluvio de Noé tuvo lugar en la historia. La razón principal por la cual ocurrió este desastroso evento fue el incremento de la maldad. Así que, el diluvio fue la consecuencia máxima del pecado de los hombres de aquellos días.