Introducción
El matrimonio en la actualidad ha perdido valor y significado. Si comparamos los matrimonios de nuestros abuelos o bisabuelos con los matrimonios actuales no encontraríamos muchos factores coincidentes. En aquellos tiempos, la gente se casaba con la intención de estar juntos para toda la vida. Aunque, no sabemos si lo hacían por amor o por compromiso, la intención era permanecer fiel a quien se habían unido en matrimonio hasta que la muerte los separara. En la actualidad, esta intención se ha perdido.
La mayoría de la gente se casa sin saber realmente el significado del matrimonio, su valor y mucho menos su compromiso ante Dios. La gente se casa porque le pareció físicamente atractiva la persona, por intereses sociales, o simplemente porque se sienten solos y necesitan compañía. Pero, un día se levantan y se dan cuenta de que lo que antes les gustaba ya no les gusta y deciden terminarlo o cambiarlo por algo diferente. Así que, por la pérdida de valor y significado del matrimonio, aumenta el índice de divorcios.
El índice de divorcios en nuestra sociedad aumenta cada día más por diversas razones. Para comenzar, desde la liberación femenina existe un nivel de competitividad entre la pareja (no todas) en la que se persigue ser “el mejor”. Luego, las parejas ya no se tienen mucha paciencia entre sí y cualquier pequeño problema se convierte en un volcán efervescente. También, debido a que no hay temor de Dios en sus corazones, cometen actos impuros como el adulterio. Más allá, se divorcian con facilidad y se vuelven a unir en matrimonio, o viven como concubinos. Estas son algunas de las razones superficiales que podríamos mencionar, por las cuales ocurre el divorcio; sin tomar en cuenta el abuso doméstico y psicológico, la bigamia, entre otros. Para entender un poco más acerca del divorcio nos adentraremos a estudiar su breve historia, causas, etapas, consecuencias y su justificación bíblica.
Hombres y mujeres se casan, se divorcian y se vuelven a casar. En este proceso de matrimonio, divorcio y nuevo matrimonio, nos preguntamos ¿Cuándo es legítimo el divorcio? Y ¿Cuándo podemos contraer segundas nupcias? Éste es el tema que se desarrollará en este breve ensayo, que tiene como propósito encontrar respuestas a estas interrogantes, basadas en la única fuente de verdad que existe en el Universo, la Biblia.
I. ¿Qué es el divorcio?
El divorcio, del latín divortĭum, es una disolución matrimonial. El divorcio es un problema, una alteración, que afecta no sólo a los divorciados, sino también a todos los que les rodean. El divorcio afecta a los hijos, a los familiares, amigos, y todo el entorno que les rodea. En pocas palabras, es una grieta más en la sociedad moderna.
A. Causas
Las causas para la ejecución de un divorcio pueden ser muy variadas. Entre las causas más comunes se puede destacar el adulterio, la falta de consideración, el desamor, abuso doméstico, entre otras. Las anteriores son algunas de las causas más comunes, pero debemos tomar en cuenta que una de las causas importantes para la ruptura del matrimonio es la dureza de corazón. El Maestro de Nazareth dio testimonio acerca de esto cuando dijo: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; más al principio no fue así” (Mateo 19:8).
1. C. Los seis estadios del divorcio
Es importante conocer las etapas por las que atraviesa un divorcio. Según Norman Wright, “hay seis estadios que se superponen y experimenta la persona que pasa por el curso de un divorcio. Aunque no todos los divorciados experimentan los estadios en el mismo orden o con el mismo grado de intensidad, la mayoría de ellos pasan por todos ellos” (Wright, 1990, p.212). Encontramos los siguientes:
- El divorcio emocional
- El divorcio legal
- El divorcio económico
- El divorcio paterno
- El divorcio con la comunidad
- El divorcio psíquico
D. Consecuencias
Las consecuencias en un divorcio pueden ser variadas y muy difíciles. Estas consecuencias son psicológicas, emocionales, familiares, y sociales, entre otras. Desde el punto de vista psicológico, tanto los padres como los hijos son afectados. El dolor por la separación de los padres, en muchos casos, afecta más a los hijos. Y muchos usan a los hijos como objetos para dañarse el uno al otro. Emocionalmente, es una alteración, una herida en el corazón que tarda en curarse. Y más, si uno de los conyugues no estaba de acuerdo con el divorcio. La familia se divide y por lo general la familia del otro conyugue es vista como un agente enemigo. Son muy pocas las familias que pueden continuar manteniendo una relación amigable después de un divorcio. En términos sociales, los amigos de ambos ya no saben si continuar la amistad con ambos o escoger a uno, no pueden estar en ambos bandos. Estas son algunas de las consecuencias de esta crisis llamada “divorcio”.
Es lamentable ver como miles de parejas sufren las consecuencias de una mala decisión. Y ¿Cuál es la mala decisión? No el divorcio en sí, aunque ésta también es una mala decisión, sino haber dicho “sí, acepto” el día que contrajeron matrimonio; sin estar conscientes de la responsabilidad que estaban asumiendo, ante Dios y ante la sociedad. Ahora, pagan las consecuencias y arrastran a otros inocentes con ellos sin detenerse a pensar ¿vale la pena lo que están haciendo?
E. Justificación Bíblica
Bíblicamente, existe sólo una razón justificada para el divorcio. El adulterio es la única razón por la cual se justifica el divorcio ante los ojos de Dios. “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio” (Mateo 5:32). Para ser más precisos, la Traducción en Lenguaje Actual lo dice de la siguiente manera:
“Pero ahora yo les digo que el hombre sólo puede divorciarse si su esposa tiene relaciones sexuales con otro hombre. Si se divorcia de su esposa por otra razón, la pone en peligro de cometer ese mismo pecado. Si esa mujer vuelve a casarse, tanto ella como su nuevo esposo serán culpables de adulterio” (Mateo 5:32).
En la Antigüedad, en el tiempo de la ley el adultero era reo de muerte. “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos” (Levítico 20:10). El marido tenía derecho de aborrecer a su mujer si no era virgen o si había en ella mancha. Pero, no podía aborrecerla por cualquier motivo. Sin embargo, el Maestro explicó esto cuando los fariseos le preguntaron. “Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; más al principio no fue así” (Mateo 19: 3-8). La aclaración del Maestro siempre lleva a la reflexión.
El que comete adulterio peca ante Dios, y corrompe su alma. En la actualidad ya no mueren los adúlteros físicamente, mueren espiritualmente. Hay una excepción si se arrepienten y como enseñó el Maestro no pecan más.
La Palabra de Dios también nos exhorta de la siguiente manera:
“No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14).
“Más el que comete adulterio es falto de entendimiento, corrompe su alma el que tal hace” Proverbios 6:32).
II. Las segundas nupcias
Por lo general, para la mayoría de las personas es normal tener varios matrimonios. Sin embargo, esto no es lo ideal. Además, una persona temerosa de Dios debe contar con la aprobación del Eterno para todo y esto incluye el matrimonio y las segundas nupcias.
No es aprobado el divorcio para contraer segundas nupcias por pretextos infantiles como “no nos amamos”, “no nos llevamos bien”, “ya no tenemos buenas relaciones”, “me grita”, “está gordo”, “está feo”. No, no por estas razones la gente se divorcia y contrae segundas nupcias. Quizás esto es normal para muchos, pero no debería ser así. Obedecemos al Padre de las luces. Así que, no debemos divorciarnos por razones sin fundamento.
Las segundas nupcias son legítimas cuando cuentan con la aprobación divina. Por ejemplo, una viuda joven puede casarse con la total aprobación de Dios. ¿Por qué? Porque es viuda y es joven. Es decir, se puede unir en matrimonio con otro hombre sin faltar al mandamiento divino. Como dice la Palabra: “Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia” (1 Timoteo 5:14).
A. ¿Pecado o rebelión?
Nosotros tenemos un Dios en el cielo a quien debemos obedecer. Como dice la Palabra, a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. Por lo tanto, no pequemos ni nos rebelemos ante su Palabra, más bien busquemos de su aprobación en todo. Dios es bueno y nos ayuda en todo tiempo y no vale la pena que tenga que azotarnos para que le obedezcamos. Por lo tanto, debemos escudriñar las Escrituras y no dejarnos llevar por los deseos carnales que batallan contra el alma.
B. Conscientemente o en ignorancia
Dios conoce los tiempos de nuestra ignorancia. Pero también dice: “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (Hebreos 10:27). Ésta es una gran exhortación.
Dios conoce los corazones y las mentes, nada se escapa de su presencia. Si recibimos su orientación con amor y confiamos en su Palabra, todas las cosas saldrán bien, tendremos paz, y Él estará ahí siempre para ayudarnos y fortalecernos.
III. ¿Cuándo es legítimo el divorcio?
Existen diversos motivos por los cuales es legítimo el divorcio. Uno de ellos es el adulterio. Así que, no es posible admitir razones invalidas. Como, por ejemplo, mi esposo se engordo, ahora grita, tiene canas, o esta viejo, o viceversa; la esposa está gorda, no se arregla, etc. Si hay razones mayores, como el abuso doméstico, y agresiones de otro tipo, hay que buscar ayuda y solucionar el problema. El amor es la base de todo.
Si estudiamos este tema en un contexto histórico, parece que el único que podía tomar la decisión de divorciarse era el varón, por haber encontrado en su esposa alguna mancha. Como, por ejemplo, que la joven no era virgen. Por esta razón, en la antigüedad, se exhibían las sábanas que mostraban que la muchacha era virgen para demostrar su pureza. Pero, este discurso no lo podemos tocar hoy. En la actualidad, por lo general, las jóvenes no se casan vírgenes. Al contrario, están prestos a la promiscuidad. Y si supieran el valor de guardarse y los misterios que encierran las relaciones sexuales, muchas cosas serían diferentes.
A. Consejos
Sabemos que el ser humano está siempre presto a encontrar excusas, razones y culpables, pero nosotros no somos capaces por nosotros mismos de tomar una decisión acertada si no cuenta con la aprobación de Dios. Así que, el único que nos puede ayudar a encontrar una respuesta veraz en este tipo de situaciones es el Eterno.
Debemos recordar lo que dice la Palabra acerca del adulterio. Primero, el mandamiento: “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14). Luego, “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio” (Mateo 5:32). Y finalmente, “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4).
Conclusión
El Eterno nos ama y por esta razón nos ha dejado su Palabra como un manual de instrucciones al que debemos obedecer y estar atentos para que nos vaya bien. Y si el Eterno dice en su Palabra: “No adulteraras”, pues es mejor que así sea. Porque todo lo que el Eterno dejó plasmado en su Palabra es para nuestro bien.
Aunque en la actualidad el matrimonio haya perdido valor y significado, el matrimonio es valioso. Quiera el Eterno que las futuras generaciones le den el valor justo y cuenten con la bendición del Eterno para que tengan hogares llenos de amor y paz. Brille la luz del Eterno en medio de una generación perversa y maligna que se deteriora cada día más. No sabemos si en los próximos años el índice de divorcios continuará aumentando. Actualmente existen muchos factores que influyen para que la gente se divorcie. Sin embargo, lo que sabemos es que debemos obedecer a la voz del Eterno.
Bibliografía
1. Wright Norman. Como Aconsejar en Situaciones de Crisis. Barcelona: Clie, 1990.
2. Sociedades Bíblicas Unidas. Traducción en Lenguaje Actual. Sociedades Bíblicas de Brasil: 2002-2003.
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