"Encomienda al Eterno tu camino, y confía en él; y él hará" (Salmos 37:5).
Cuando te sientas desanimado, levanta tus ojos al cielo y recuerda que el Eterno está en su trono. Cuando tengas deseos de salir corriendo porque piensas que ya no puedes más con lo que está sucediendo, recuerda que el Eterno te salvará en su tiempo. Cuando pienses que tus fuerzas se agotan, afirma que el Eterno te dará fuerzas como las del búfalo y hará que tus alas se extiendan y vueles como las águilas. Confía y espera en Él. Levanta esos ánimos. Como dice la Escritura: “Esfuérzate y sé muy valiente.”
El Eterno te bendiga grandemente.
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