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¿Se ha sentido alguna vez enojado? Seguro que sí, pero ¿qué debe hacer con ese enojo? A continuación el enojo a la luz de las Escritura y algunos versos para reflexionar.
- “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca” (Colosenses 3:8).
- “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia” (Efesios 4:31).
- “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:26-27).
- “Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad” (Eclesiastés 11:10).
- “No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios” (Eclesiastés 7:9).
- “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma” (Proverbios 22:24-25).
- “El deseo de los justos es solamente el bien; mas la esperanza de los impíos es el enojo” (Proverbios 11:23).
- “Deja la ira, y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo” (Salmos 37:8).
- “No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros” (Gálatas 5:26).
Recuerden: no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al adversario. Aprendamos
todos los días de las Escrituras y la paz de Dios nos guie en todo tiempo. Amén.
El Eterno les bendiga
El Eterno les bendiga