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lunes, 6 de septiembre de 2010

Salmo 23


Rio Jordan, Israel.


"El Eterno es mi pastor, nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortara mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tú vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Eterno moraré por largos días" (Salmos 23).

Gracias Padre por tus promesas y por tu amor. Sabemos que en ti hay misericordia, perdón y salvación. 

El Eterno les bendiga.

sábado, 21 de agosto de 2010

La Preeminencia del Amor

 


 

Pablo, en su primera carta a los Corintios habla del valor y la fuerza del amor, y en el capítulo 13 de la misma, realza su importancia: 

 

     “Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y el lenguaje de los ángeles mismos, si no tuviera amor o caridad, vengo a ser como un metal que suena, o campana que retiñe. Y aunque tuviera el don de profecía, y penetrase todos los misterios, y poseyese todas las ciencias; aunque tuviera toda la fe posible, de manera que trasladase de una a otra parte los montes, no teniendo amor, soy nada. Aunque yo distribuyese todos mis bienes para sustento de los pobres, y aunque entregare mi cuerpo en las llamas, si el amor me falta, todo lo dicho no me sirve de nada. El amor es paciente, es dulce y bienhechor; el amor no tiene envidia, no obra precipitada ni temerariamente, no se ensoberbece, no es ambicioso, no busca sus intereses, no se irrita, no piensa mal, no se alegra de la injusticia, se complace sí en la verdad; a todo se acomoda, cree todo el bien del prójimo, todo lo espera y lo soporta todo. El amor nunca se acaba; las profecías terminaran y cesaran las lenguas y se acabará la ciencia. Porque ahora nuestro conocimiento es imperfecto e imperfecta la profecía. Mas llegado que sea lo perfecto, desaparecerá lo imperfecto. Cuando yo era niño hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cómo fui conocido y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13). 

 

    Aparentemente, en aquel tiempo, la congragación en Corinto era difícil de dirigir. La gente se rebelaba contra las autoridades, tenían problemas entre ellos, enfrentaban situaciones de indisciplina y falta de moral. Pablo, trataba de comunicarles el desorden en el que vivían y los exhortaba a corregir su conducta. Sobre todo, haciendo especial énfasis a seguir un camino mucho más excelente, el amor.